La Mujer en la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez
“Cómo decía mi Presidente Chávez: Venezuela, la Patria, tiene nombre de mujer”; así se expresó a través de las cámaras de televisión una de las miles de venezolanas que se acercaron a darle un último adiós al Comandante Hugo Chávez en Caracas; y es que, efectivamente, la Revolución Bolivariana se escribe en femenino, y no solo en términos gramaticales.
Desde que Hugo Chávez llegó al poder por la vía electoral en el año 1999, se profundizó la participación política y protagónica de las mujeres en las organizaciones del Poder Popular.
El proceso bolivariano de estos tiempos puso y pone énfasis en las relaciones de género, en la igualdad, en la protección de la familia como base fundamental de la sociedad. Las mujeres en Venezuela, especialmente aquellas de los sectores más humildes, que han tenido la responsabilidad histórica de llevar a las familias adelante, cuentan hoy con mayores y mejores estrategias e instrumentos de resistencia y liberación.
Como resultado de la implementación de políticas públicas destinadas a visibilizar, proteger y empoderar a las féminas, las mujeres en Venezuela han asumido roles de liderazgo sin precedentes en la política a nivel nacional y local: actualmente en el país la presidencia del Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República, la Procuraduría General de la República y la vicepresidencia de la Asamblea Nacional, están en manos femeninas.
Gracias a este impulso institucional y práctico que el Presidente Chávez promovió desde el gobierno Bolivariano, iniciando con la Constitución de 1999 -la cual tiene lenguaje de género e incluye artículos en los que se prohíbe la discriminación con base en el sexo, garantiza servicios de planificación familiar y asistencia a madres, protege la equidad entre esposas y esposos, y amplía los beneficios de seguridad social para las amas de casa- es que las mujeres son protagonistas y caras de la Revolución Bolivariana.
Adicionalmente a los avances a nivel constitucional e institucional, que incluyen la creación del Banco de la Mujer, a nivel legislativo también se dio un gran paso, con la sanción en el año 2006, de la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, que tipifica 19 formas de violencia contra la mujer y establece mecanismos de defensa, acción y protección.
Por estas acciones, Venezuela alcanzó la Meta del Milenio de las Naciones Unidas en cuanto a promoción de equidad de género y empoderamiento de la mujer.
Pero no solamente estos marcos jurídicos han garantizado la participación femenina en la vida social y política del país; la creación de misiones sociales especiales han sido claves en este aspecto.
La Misión Hijos de Venezuela otorga recursos a madres de niños o niñas en situación de pobreza extrema y servicios de planificación familiar para mujeres de todas las edades.
La Misión Madres del Barrio ha proporcionado ayudas económicas a más de 90 mil venezolanas en situación de pobreza extrema desde 2006. Para finales de 2011, se había invertido un total de 348.8 millones de dólares en este programa.
Las mujeres, defensoras de la Revolución Bolivariana, son líderes en sus barrios y comunidades, encabezan los consejos comunales y están presentes en todos los tipos de organizaciones del poder popular; además de continuar siendo el principal sostén del hogar en los sectores más desfavorecidos.
El Presidente Hugo Chávez, siempre tuvo palabras y acciones para resaltar a la mujer venezolana y latinoamericana, y tenía muy presente que eran fundamental para lograr los procesos de cambio en el mundo.
“El amor que alberga el corazón de una Mujer es fuerza sublime para salvar la Causa Humana. ¡Son ustedes la Vanguardia de esta Batalla!”, dijo en el año 2011, en un acto a propósito del día de la Mujer.
El presidente Chávez expresaba que “sin la verdadera liberación de la mujer, sería imposible la liberación plena de los pueblos” y asimismo, resaltó muchísimas veces la importancia de las féminas en su vida personal.
“Mi vida ha estado signada, marcada profundamente por la presencia, por el estímulo, por el impulso, por la fuerza mágica de la mujer, como ente humano superior” (Chávez, 2010).
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